AQUEL GRAN CONFERENCISTA

Y aquel hombre era un gran conferencista, invitado siempre a lugares importantes por su alta elocuencia y capacidad, premiado y reconocido. Más una vez tuvo un sueño, un sueño extraño, él se vio dando un gran discurso prodigioso pero no delante de personas , no había aplausos , no había ovación , su público eran piedras. Y él se quedó un poco consternado.

 Y siguió dando  discursos  y su fama aumentó, más él volvió a soñar dando su discurso a otro grupo de piedras, pero algo más extraño sucedió, y es que una piedra sin boca le habló:

 -   Disculpe Ud. Señor, nosotras no podemos aplaudir, nosotras no podemos hacer ni grande ni pequeñas ovaciones pero nosotras estamos aquí, estuvimos aquí y seguiremos aquí. Todas las otras, nobles personas que escuchan su discurso, lo aplauden y se van. Nosotros no nos vamos porque nosotras estamos comprometidas con la naturaleza. Solo que tristemente solo somos nosotros  más los demás son su publico y aplauden y eso y mucho más. 

 De aquel sueño el hombre comprendió muchas cosas  y nunca jamás volvió a dar conferencias prodigiosas  y como mucho lo llamaban, él solo contestaba:

-          Yo estoy ahora  delante de Uds., he perdido mucho tiempo y lo quiero recuperar. Aquel hombre  habló de ecología, del cielo, la tierra.   

Y allí es ahora donde el hombre está. 

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